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Necesidad y obsesión
Reflexiones acerca del conflicto palestino-israelí
En estos días la actualidad informativa se está centrando en el conflicto palestino-israelí. No hace falta más que encendamos el televisor, escuchemos la radio o leamos la cabecera de los periódicos más importantes para constatar este hecho.
Reflexionando acerca de este conflicto vino a mi cabeza la frase S. Weil “debemos mirar el mundo como un texto con múltiples niveles de lectura” y esto también podría atañer al conflicto al que hago referencia.
Mirar el mundo como un texto con
múltiples niveles de lectura (S. Weil)
A la hora de analizar el problema indicado he de ser franco y manifestar los prejuicios que predeterminan mi visión de lo que acontece en esta región del Oriente Medio (que sean prejuicios no quiere decir que no se asienten en criterios reales) Siempre he sido un ferviente defensor de la causa Palestina y considero que su pueblo ha sido maltratado y expulsado de su propia tierra. La negativa del Estado de Israel a aceptar las resoluciones de la ONU ha cronificado un problema cuya solución pasa por aceptar que exista un estado palestino.
El que entienda y defienda la causa palestina no es una justificación de ningún acto de terrorismo, como el perpetrado estos días por Hamás, en el que gente inocente es asesinada, torturada y utilizada como escudos vivos. La brutalidad humana se ve manifestada de forma clara en estos acontecimientos.
La noche en la que estaba pensando escribir este breve artículo tuve el siguiente sueño:
Veo a un niño, con poca capacidad de gestionar sus emociones, al volante de un coche. Se cruza otra imagen en la que un joven va a declarar en un juicio y una mujer a su lado le reprocha que está poco preparado.
Sin pretender hacer un análisis exhaustivo del sueño, puedo compartir con vosotros que me indica un peligro: el ser demasiado visceral en el análisis y que ello me impida ser lo suficientemente ecuánime.
Estas últimas semanas he estado leyendo a S. Weil, filosofa, activista y mística francesa de origen judío, y algunas de sus ideas me han servido para tematizar un aspecto del conflicto del que estamos hablando.
Para la filósofa “la medida” es una de las mayores conquistas de la sabiduría arcaica, oriental y griega y hacerse portavoz del reino de lo ilimitado, sea una visión o una reacción, genera obsesión. Aunque es una realidad que los seres humanos vivimos determinados por la necesidad, y la aplicación de la fuerza es una manifestación de ello, necesitamos mesura en nuestras respuestas pues si no favorecemos la brutalidad y convertimos al hombre en una simple cosa, rebajándolo a simple materia.
Para la filósofa “la medida” es una de las mayores conquistas de la sabiduría arcaica, oriental y griega y hacerse portavoz del reino de lo ilimitado genera obsesión
Se puede entender que una buena parte de los habitantes de Israel sientan la necesidad de defenderse de un ataque terrorista, pero esto es muy distinto a enarbolar banderas que, aunque de forma indirecta y con aparentes formas comedidas, claman por el exterminio “del enemigo” (yendo más allá del militante de Hamás). Las proclamas ilimitadas, y las acciones que las acompañan, refuerzan obsesiones propias de complejos culturales, como el de víctima y el de poder muy común entre las personas que se sienten judías, y estos estimulan acciones brutales en nombre de su defensa, generando más odio y siendo un caldo de cultivo para alistar nuevos terroristas.
Es muy importante, siguiendo a Weil, hablar de una ética de la responsabilidad en la mesura, algo no muy distinto a la ética de la responsabilidad de Weber.
Existe el riego que una reacción sin límites por parte del ejército de Israel no esté inspirada por el dios que los consideró pueblo elegido sino por un demonio que no ve con malos ojos el hambre, la miseria y la falta de esperanza de unas gentes que hace tiempo fueron expulsadas de la tierra que los vio nacer, pero que a ojos de muchos israelís son sus enemigos.
Existe el riego que una reacción sin límites por parte del ejército de Israel no esté inspirada por el dios que los consideró pueblo elegido sino por un demonio
Pese a mi simpatía por el movimiento pacifista voy a hacer mías las palabras que aparecen en el Bhagavad Gita: “Sólo un ejército mesurado y doloroso conducirá al guerrero a superar su dilema y constituirá un puente hacia la sabiduría y el equilibrio”. Un dilema que nos habla de la necesidad de defensa, pero al mismo tiempo de mesura y de la ética de la responsabilidad con relación a ella, pues si no, como nos indica Weil “tras un cierto tiempo, la consecuencia es el agotamiento y la muerte de ciertas partes del alma”.
Excelente artículo para este mundo del sí y no, del blanco y negro, gracias Javier
Ojalá llegue esta reflexión a los judíos y a los árabes.
A mí ya me llegó.
Muy buen articulo , y oportuno en el momento en que vivimos, donde la mesura y la búsqueda de cierta medida ,no están muy presentes.
Ojalá nos lleve a reflexionar.
Gracias Javier.
Muy buen articulo. Hace falta nutrir con buenos argumentos la defensa del maltratado pueblo palestino. Y aquí los encontramos
Vivimos en un mundo de radicalización, de buenos y malos, de polaridad en sus diferentes grados; es decir de enfermedad.
Por desgracia, la gente suficientemente sana somos minoría; y la salud, es mucho menos beligerante que la enfermedad.
A este respecto dijo Winnicott:
«Son los seres humanos los que tienen la posibilidad de destruir el mundo. Si lo hacen,
tal vez muramos en la última explosión atómica sabiendo que todo fue a causa, no de la salud,
sino del miedo; que fue parte del fracaso de la gente sana y de la sociedad sana en hacerse
cargo de sus miembros enfermos»