Morir para renacer

por | Oct 25, 2023 | Conferencias

(Intervención de Castillo Colomer en la mesa redonda realizada en la librería Imperio de los Libros de Valencia)

Cuando hablamos de morir para renacer estamos convocando al arquetipo de la muerte y la resurrección, al de la crisis y la renovación. La mitología nos habla de ello a través de historias con diferentes protagonistas: Osiris, Tammuz, Adonis, Dionisio y Cristo son un ejemplo de ello. Dioses o humanos que mueren para renacer.

Cuando hablamos de morir para renacer estamos convocando al arquetipo de la muerte y la resurrección, al de la crisis y la renovación

Esta lógica arquetípica nos habla de la necesidad de ser conscientes de la muerte como forma de nutrir nuestra alma. Para renovar la vida hay que sacrificar numerosos formas y estilos de estar en el mundo que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida, pero ya envejecidos necesitan ser trasformados.

Este proceso lo podemos encontrar en diferentes campos de la realidad: en la biología, con la muerte y renovación permanente de las células que habitan nuestro cuerpo; en la ritualidad de ciertas comunidades tribales en las que mediante los ritos de paso se confirma el cambio de condición del iniciado; e incluso en nuestras fiestas populares en las que el fuego purificador, como en las Fallas, o el agua renovadora, como la noche de S. Juan, cumplen metafóricamente este papel: lo nuevo da paso a lo viejo.

También en la clínica psicológica podemos ver como la persona aquejada de un proceso depresivo puede activar, una vez escuchado el sentido de su padecer, una profunda renovación de su vida.

Un hombre de 40 años, con una sintomatología depresiva, tuvo el siguiente sueño:

Estoy siendo espectador de una imagen. En esta veo un grupo de zombis que se van sumergiendo en una piscina. Cuando salen de ella han vuelto a la vida, estos sujetos son plenamente humanos y rebosan vitalidad. Parece como que el agua de la piscina tuviera la propiedad de renovar.

Este hombre de mediana edad había llegado a un momento de su vida en el que se sentía “muerto”. Sus ideas, sentimientos y proyectos se habían vuelto mecánicos (zombis). Su actitud la asociaba a la de un autómata que funcionaba como un robot, sin vitalidad ni ganas de vivir. Este sueño lo tuvo a los pocos meses de comenzar su psicoanálisis, por el que empezó a tener un contacto directo con las imágenes que surgían de su inconsciente.

En el momento en que este hombre empezó a sentirse nuevamente estimulado por la idea de un proceso creativo su situación depresiva fue cediendo y apareció el deseo de investigar profundamente el sentido de su estado anímico previo y de las imágenes que le estaban conduciendo hacia nuevos territorios. Sus pensamientos, ideas y proyectos empezaron a ser renovados.

La imagen del bautismo, del ritual de purificación o del contacto con el aqua permanens de los alquimistas son diferentes amplificaciones que nos hablan de lo mismo, la importancia del contacto con las imágenes que provienen de lo inconsciente para crear un verdadero rito de paso que nos conduzca a la renovación.

También en la clínica psicológica podemos ver como la persona aquejada de un proceso depresivo puede activar, una vez escuchado el sentido de su padecer, una profunda renovación de su vida

Estoy hablando de la muerte como símbolo y muchos de vosotros me podéis preguntar por el sentido de la muerte real. ¿Dónde aparece la renovación en este contemplar la finitud de la vida?, aparte de tener presente los sueños de los moribundos, en los que podemos apreciar historias que nos hablan de esperanza (algunos ejemplos de ellos podéis encontrar en mis escritos) el hecho mirar a la muerte de frente, sin más, puede ser una ayuda en el proceso de renovación de nuestra alma.

Pero antes de desarrollar brevemente lo descrito en el párrafo anterior quiero hacer un pequeño paréntesis pues no quiero pecar de ingenuo y plantear que todo el mundo puede entrar en el orden del sentido. Quiero citaros dos hechos que lo impedirían:

 

1.- Las personas con problemas de fragmentación y una vulnerabilidad extrema de su sí mismo difícilmente se pueden plantear el sentido de sus vidas pues su necesidad es la de construirse y cohesionarse.

2.- Las personas que padecen hambre, o cualquiera de las necesidades básicas para subsistir, difícilmente pueden filosofar acerca del sentido de su existencia, la necesidad lo inunda todo. Este hecho me recuerda una conversación que mantuvieron S. Beauvoir y S. Weil cuando las dos eran estudiantes de filosofía. Weil estaba comentando en un grupo lo importante que era hacer una revolución para que todo el mundo comiera y Beauvoir le respondió que aún lo era más encontrar un sentido a la vida, siendo definitivamente replicada por Weil con la frase “se nota que usted no ha padecido nunca hambre”.

Las personas que padecen hambre, o cualquiera de las necesidades básicas para subsistir, difícilmente pueden filosofar acerca del sentido de su existencia

Volviendo a retomar el hilo de mi discurso acerca del sentido, y basado mi experiencia clínica, quiero deciros que personas que han padecido enfermedades importantes y que han sabido significar el riesgo de muerte como una posibilidad de renovación, han podido trasformar aspectos importantes de su vida.

La cercanía de la muerte nos sugiere prescindir de lo superfluo y valorar lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. El existencialismo nos habla de cómo una vida auténtica requiere del no negar la muerte, hacer presente “el ser para la muerte de Heidegger”. Ante la presencia de la muerte real también podemos hablar de renovación, pero para ello debemos demorarnos en los sentimientos que emergen de su representación.

Reprimir la idea de la muerte determina síntomas, similares a otras formas de represión: angustias hipocondriacas; síntomas obsesivos; temores irracionales… La muerte quiere ser escuchada.

La cercanía de la muerte nos sugiere prescindir de lo superfluo y valorar lo que es verdaderamente importante en nuestra vida

La cercanía de la parca, plasmada en la muerte de mi madre, incentivo un proyecto creativo, mi libro “Madres, cocodrilos y leones”, que no solo sirvió para ayudarme a elaborar la perdida de mi ser querido sino para acercarme a mi próxima muerte.

Por último, quiero deciros que pienso que necesitamos de un marco social y educativo que nos estimule a pensar acerca de esta temática. De forma habitual las imágenes acerca de la muerte han sido banalizadas o evitadas, pese a vivir en un mundo de guerras y pandemias y, sin embargo, reflexionar acerca de ellas nos podría ayudar a ser más humanos y profundos.

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